El láser Nd: YAG
En 1961 fue presentado el primer
láser de Nd:YAG por Jhonson, que
observó que emitía energía en el infrarrojo
cercano. Pero no fue hasta 1974,
en Japón, cuando Yamamoto y cols.
hicieron los primeros estudios sobre su
aplicación en el esmalte dentario.
En
1988 en el primer congreso de láser en
Odontología en Japón se fundó la ISLD
(International Society of Laser Dentistry).
Posteriormente, en 1990, la FDA
(Food and Drug Administration) aprobó
el uso del láser de Nd:YAG para la
cirugía de los tejidos blandos de la cavidad
bucal.
Existen también otras aplicaciones
odontológicas que no están orientadas
directamente hacia los tratamientos
dentarios, como son la esterilización de
ciertos tipos de instrumental -específicamente
las limas de endodoncia, la
soldadura de aleaciones metálicas
para componentes protésicos y el
endurecimiento de las resinas.
El láser de Nd:YAG emite su energía
en la gama del infrarrojo cercano. Su
longitud de onda es ligeramente superior
a la luz visible. El medio activo es
un granate (cristal) y está compuesto
por los elementos itrio, aluminio y oxígeno formando una matriz cristalina, dopados con neodimio (ión
trivalente de la familia de los lantánidos).
El neodimio es el responsable de la
emisión del haz de luz de una longitud
de onda de 1064 nm. Este tipo de radiación,
dada su longitud de onda, puede
ser transmitida a través de una fibra
óptica. Ésta puede ser, según los diferentes
fabricantes, de: 200, 320 y 400
micras, lo que hace que sea de fácil
manejo, permitiendo llegar hasta cualquier
lugar de la cavidad bucal, inclusive
dentro del conducto radicular.
El láser de Nd:YAG es bien absorbido
por los tejidos pigmentados, al tener
afinidad por la melanina, lo que posibilita
una aplicación clínica clara como es
el corte y la coagulación sobre los tejidos
blandos.
Aplicaciones
clínicas
El láser de Nd:YAG fue utilizado, inicialmente,
para el tratamiento de la
caries, pero como resultado de numerosos
estudios e investigaciones, con el
paso del tiempo su uso se ha limitado
básicamente a actuaciones sobre los
tejidos blandos, y gracias a su poder
descontaminante, también en Periodoncia
y Endodoncia, donde hallamos sus
principales indicaciones.
Odontología preventiva y
terapéutica dental
Se han publicado algunos estudios
sobre la acción del láser de Nd:YAG
sobre los tejidos dentarios con el fin de
prevenir la caries en el esmalte y la
dentina, para el diagnóstico de caries y
para hacer técnicas de grabado como
las efectuadas de forma convencional
con ácido ortofosfórico.
Se ha comprobado
que el láser de Nd:YAG (pulso ultracorto) tiene la capacidad
de detener la desmineralización del
esmalte mediante su fusión. Se cree
que la disminución del tamaño de los
cristales se debe a la pérdida de agua y
de CO2 de los minerales de la superficie creándose unas microrretenciones
en el esmalte y la dentina que facilitan y
aumentan las fuerzas de unión con las
resinas. También se ha estudiado la
posibilidad de limpiar las fosas y fisuras
comprobandose que el láser de
Nd:YAG pulsado (a una potencia de 6
W y 20 pulsos por segundo), permite la
eliminación de detritus orgánicos e
inorgánicos de estas fisuras sin lesionar
el esmalte sano y sin causar necrosis
pulpar; esto se debe a que la energía
láser empleada es mínima, consiguiendo
que el procedimiento resulte totalmente
indoloro.
Endodoncia
La primera reseña que se tiene
sobre la utilización del láser de Nd:YAG
para el tratamiento de conductos se
refiere a Weichman, en 1971. La capacidad
de este láser de transmitir la
energía a través de una fibra óptica,
hace que sea más práctico para el tratamiento
endodóncico que otros tipos de
láser. Las ventajas que se resaltan
para su aplicación en endodoncia son
su importante efecto bactericida, la mejora en el sellado apical, que puede
ser utilizado para hacer pruebas térmicas
de vitalidad pulpar y que puede producir
la desensibilización de los dientes
hipersensibles.
Hiperestesia dentinaria
Se conoce que, aproximadamente,
el 18% de los pacientes de una clínica
dental presentan cierto grado de sensibilidad
en los cuellos dentarios producida
por los desgastes mecánicos que
produce una mala técnica de cepillado
dental o porque presentan una recesión
gingival. La aparición del dolor sería fruto
de la estimulación de los túbulos dentinarios
expuestos por mecanismos
hidrodinámicos. Con la aplicación de
este láser, se puede lograr una disminución
del 90% de la sensibilidad dentaria.
El mecanismo por el que se obtiene
esta acción es aún desconocido
pero se piensa que es diferente para
cada tipo de láser. Con microscopía
óptica no se observa ningún cambio
sobre la superficie de la dentina después
de la aplicación del láser; sin
embargo, mediante microscopía
electrónica de barrido (MEB) se aprecia
el cierre de los túbulos dentinarios.
Este
hecho produce una modificación de la
conducta hidráulica y ciertos cambios
morfológicos en los odontoblastos.
Wan-Hong y cols. demostraron que
la aplicación del láser de Nd:YAG a 30
mJ, 10 pps, durante dos minutos sobre
los cuellos dentinarios, producía un
efecto analgésico inmediato frente a los
estímulos mecánicos (cepillado dental),
térmicos (frio) y a la presencia de sustancias
ácidas. Este efecto se prolongó
en el tiempo sin necesidad de aplicar
ningún material adhesivo ni efectuar
una fluorización, comprobando que se
producía el sellado de los túbulos dentinarios
expuestos eliminando la hipersensibilidad.
Periodoncia
Liu y cols. demostraron que con la
aplicación de este láser conjuntamente
con los ultrasonidos, se obtenían mejores
resultados que con la irradiación
sola en los tratamientos peridontales de
tartrectomía, raspado y de alisado radicular.
Por esto se recomienda el láser
de Nd:YAG como coadyuvante, pero no
como sustituto de los métodos convencionales.
El uso simultáneo de este
láser durante la instrumentación sobre
la raíz no sólo desinfecta las bolsas
periodontales, sino que también elimina
la capa superficial de la placa microbacteriana
del cálculo subyacente y
permite un alisado radicular más sencillo
y eficaz. El interés de la aplicación
de este láser en la bolsa periodontal
como medida coadyuvante reside en
que favorece la reducción de la carga
bacteriana, además de que facilita
poder trabajar en un campo casi
exangüe y sin molestias para el
paciente lo que evita en muchas ocasiones,
la necesidad de utilizar anestesia
local.
Existe un protocolo preestablecido
para la utilización de este láser, que recomienda
su aplicación una vez completada
la fase inicial del tratamiento periodontal
(fase de raspado y alisado) ante
la persistencia de una profundidad de
bolsas de 4-6 mm y con sangrado al
sondaje en zonas localizadas. Se debe
trabajar a 1,5-2 W de energía con un frecuencia de 15-20 pulsos por segundo,
utilizando una fibra de 320 mm; se
aplica habitualmente el láser durante
20-120 segundos en cada bolsa periodontal
con el objetivo de eliminar el tejido
de granulación y vaporizar el tejido
necrótico.
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